¡La clase dominante no tiene contendiente!

Hay reyes porque hay vasallos que los soportan.

Toda propuesta o proyecto meramente electoral ante tan profunda realidad humana y social mundial no pasa de ser un engaño pues nada se puede cambiar desde arriba, sin tocar la base de la opresión y la corrupción.

La emergencia y la espontaneidad de diferentes sectores sociales como actores de la protesta frente a los gobiernos neoliberales no ha durado, no ha sido aprovechada y, pronto ha sido pulverizada por el poderoso mecanismo electoral con el que la clase dominante se oxigena y vuelve asi a manos de los «dueños del país» por medio del color de sus partidos. Estos son los conservadores del “statu quo”, ese “stablishment” que les favorece. Promueven que todo siga igual y a su favor claro está.

Resulta muy aleccionador ver lo que sucede en el Brasil y en Bolivia en donde la unilateral mira electoral desborda todo, pues el pensamiento se ha tornado ‘light”, se ha encorcetado la lucha y la acción creadora de las bases, mientras que sus cúpulas envueltas en corrupción y en las delicias del poder, se convierten paso a paso en el comodín de una nueva vía para la globalización neoliberal.

Siempre hemos sido reducidos a masa de votantes por esos partidos politicos, resulta que ahora estamos amenazados de ser masa de votantes de los partidos tradicionales y de los “figurettis” que dan sus primeros pininos en la carrera electoral.

El cambio, dadas las condiciones mundiales del ser humano, la podemos y tenemos que hacer nosotras y nosotros.

¡Basta ya de esa actitud auto opresiva ! ¡Basta ya del temor y del silencio cómplice!

La condición es secar esa pólvora de lo social purgando nuestras ideas, valores, conocimientos y prácticas sobre lo político en el día a día de la vida. En nuestra individualidad corporal que es quizás el primer territorio sagrado que debemos volver a tomar, de manos de un sistema que nos ha reducido a simples consumistas.

Esta sería una verdadera revolución política, cultural y ética de lo social a fin de derribar este otro Muro que sostiene y mantiene encarcelado a lo humano-social como objeto de dominio, de consumo, de urna electoral o de quien siempre pone los muertos.

Hoy la participación de las mayorías es cosmética y falsa. Una maraña de leyes impiden el desarrollo humano y la democracia plena.

No podemos ser retrasados mentales en creer o prestarnos para emplear nuestro sagrado y vital tiempo en compromisos de quienes tarde o temprano nos mostrarán su verdadero rostro cuando se les caiga el maquillaje electoral.

Existen reyes o pachacutecs porque hay vasallos que los soportan.

LITTA