ALAN GARCIA FRENTE A SU CONCIENCIA
El debate había quedado atrás, Alan García también. Momentos después,hacía su ingreso a la suite. Ahí lo esperaban sus invitados, su séquito personal, liderados por el inefable Jorge del Castillo. El ambiente parecía festivo, pero en su fuero interno, García se sabía PERDEDOR y, sobretodo, CULPABLE.
Los abrazos y las felicitaciones seguían lloviéndole al candidato aprista. En contradicción con estas expresiones de alegría, hasta sus más entusiastas seguidores advertían que el debate no fue lo que habían previsto. Es decir, una victoria de la VERBORREA y la PERORATA sobre los tecnicismos de su oponente. Habían perdido, sin duda, la última oportunidad de arrebatarle la elección al candidato favorito.
DESPARPAJO ESCÉNICO
Sin embargo, el problema más grande que tuvo que enfrentar García fue él mismo, su PROPIA CONCIENCIA. Cuando tuvo que hacer su primera intervención, adujo que el Perú necesitaba un gobierno con experiencia. Entonces, en su mente, recordó la desastrosa experiencia de su gobierno. Por eso tuvo que hacer grandes esfuerzos de DESFACHATEZ para continuar hablando.
Cuando el tema era 'Política económica y Trabajo'. "Hay que generar confianza"!!!!, dijo el ex presidente, el mismo que años atrás prometió NO estatizar la banca y después lo hizo. El mismo señor que cuando se le reclamaba su FALTA DE PALABRA, respondía, con sorna, que en política no había que ser ingenuo. Frente aquel desdoblamiento moral, su conciencia lo golpeaba, le recordaba sus acciones, pero él se resistía, no, no, déjame, mira que he cambiado. Entonces su conciencia esbozó un sonrisa.
MANUAL DEL BUEN DEMAGOGO
Con el rostro quieto, sin siquiera pestañear y con la mirada fija en la cámara, García le prometió a millones de peruanos que en sólo 24 meses generaría un millón de puestos de trabajo. Lo hizo con soltura y sin trabarse, pero apenas terminó de hacerlo sintió que se oía a sí mismo, y NO pudo dar crédito a sus propias palabras. DEMAGOGO, eres un demagogo, pensaba, .....cómo puedo ofrecer algo semejante???........., seguía diciéndose mientras se agazapaba bajo su rostro teatral.
Al concluir su participación García dijo, por segunda vez, que el partido aprista lo había dejado en la libertad total de buscar gente capacitada fuera del partido. Siempre en busca, según él, de un gobierno de concertación. Quizá sabe que no cuenta con gente capacitada para gobernar. Además, seria difícil imaginar a García pidiéndole permiso a Mercedes Cabanillas, Jorge Del Castillo o a Claude Maurice, para hacer lo que siempre ha hecho: CONTROLAR su partiducho.
TRAZO FINAL
El teléfono de la habitación no deja de sonar. Del Castillo contesta, pide que no interrumpan la reunión. Las copas se llenan de champagne francés y el primero en brindar es Alan García. Eleva su rostro y, casi con voz de barítono, hace un brindis por el partido aprista. Todos lo secundan. Sin embargo, de pronto, el ex presidente se acongoja: es SU conciencia.
Siente temor de gobernar, de volver a destruir el país.
García se acerca a la ventana y deja atrás a sus invitados. Desde ahí observa el mar miraflorino. Le asombra la tranquilidad que este refleja. Mientras lo mira, recuerda el debate y siente que pudo estar mejor, PUDO engañar mejor. Pero es complicado hacerlo cuando la conciencia molesta, cuando la VERDAD agobia. Entonces sólo le queda FINGIR y sacar a flote, por enésima vez, al buen actor que lleva adentro.
García en el poder, sería peligrosamente impredecible. Y él lo sabe.
LITTA
*artículo publicado en www.alangarcia.itgo.com
Los abrazos y las felicitaciones seguían lloviéndole al candidato aprista. En contradicción con estas expresiones de alegría, hasta sus más entusiastas seguidores advertían que el debate no fue lo que habían previsto. Es decir, una victoria de la VERBORREA y la PERORATA sobre los tecnicismos de su oponente. Habían perdido, sin duda, la última oportunidad de arrebatarle la elección al candidato favorito.
DESPARPAJO ESCÉNICO
Sin embargo, el problema más grande que tuvo que enfrentar García fue él mismo, su PROPIA CONCIENCIA. Cuando tuvo que hacer su primera intervención, adujo que el Perú necesitaba un gobierno con experiencia. Entonces, en su mente, recordó la desastrosa experiencia de su gobierno. Por eso tuvo que hacer grandes esfuerzos de DESFACHATEZ para continuar hablando.
Cuando el tema era 'Política económica y Trabajo'. "Hay que generar confianza"!!!!, dijo el ex presidente, el mismo que años atrás prometió NO estatizar la banca y después lo hizo. El mismo señor que cuando se le reclamaba su FALTA DE PALABRA, respondía, con sorna, que en política no había que ser ingenuo. Frente aquel desdoblamiento moral, su conciencia lo golpeaba, le recordaba sus acciones, pero él se resistía, no, no, déjame, mira que he cambiado. Entonces su conciencia esbozó un sonrisa.
MANUAL DEL BUEN DEMAGOGO
Con el rostro quieto, sin siquiera pestañear y con la mirada fija en la cámara, García le prometió a millones de peruanos que en sólo 24 meses generaría un millón de puestos de trabajo. Lo hizo con soltura y sin trabarse, pero apenas terminó de hacerlo sintió que se oía a sí mismo, y NO pudo dar crédito a sus propias palabras. DEMAGOGO, eres un demagogo, pensaba, .....cómo puedo ofrecer algo semejante???........., seguía diciéndose mientras se agazapaba bajo su rostro teatral.
Al concluir su participación García dijo, por segunda vez, que el partido aprista lo había dejado en la libertad total de buscar gente capacitada fuera del partido. Siempre en busca, según él, de un gobierno de concertación. Quizá sabe que no cuenta con gente capacitada para gobernar. Además, seria difícil imaginar a García pidiéndole permiso a Mercedes Cabanillas, Jorge Del Castillo o a Claude Maurice, para hacer lo que siempre ha hecho: CONTROLAR su partiducho.
TRAZO FINAL
El teléfono de la habitación no deja de sonar. Del Castillo contesta, pide que no interrumpan la reunión. Las copas se llenan de champagne francés y el primero en brindar es Alan García. Eleva su rostro y, casi con voz de barítono, hace un brindis por el partido aprista. Todos lo secundan. Sin embargo, de pronto, el ex presidente se acongoja: es SU conciencia.
Siente temor de gobernar, de volver a destruir el país.
García se acerca a la ventana y deja atrás a sus invitados. Desde ahí observa el mar miraflorino. Le asombra la tranquilidad que este refleja. Mientras lo mira, recuerda el debate y siente que pudo estar mejor, PUDO engañar mejor. Pero es complicado hacerlo cuando la conciencia molesta, cuando la VERDAD agobia. Entonces sólo le queda FINGIR y sacar a flote, por enésima vez, al buen actor que lleva adentro.
García en el poder, sería peligrosamente impredecible. Y él lo sabe.
LITTA
*artículo publicado en www.alangarcia.itgo.com
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